martes, 25 de marzo de 2008

domingo, 2 de marzo de 2008

fe de vida


Escuchadme, Señor: tengo los miembros tristes.
Con la Revolución Francesa van muriendo
mis escasos amigos. Miradme: he recorrido
los países del mundo, las cárceles del mundo,
los lechos, los jardines, los mares, los conventos,
y he visto que no aceptan mi buena voluntad.
Fui abad entre los muros de Roma y era hermoso
ser soldado en las noches ardientes de Corfú.
A veces he sonado un poco el violín
y vos sabéis, Señor, cómo trema Venecia
con la música y arden las islas y las cúpulas.
Escuchadme, Señor: de París a Moscú
he viajado en vano, me persiguen los lobos
del santo Oficio, llevo un huracán de lenguas
detrás de mi persona, de lenguas venenosas.
Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.
Señor: aquí me quedo en vuestra biblioteca,
traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces,
sueño con los serrallos azules de Estambul.

la preba

Mira: a punto estás de penetrar en el bosque.
Vas a dejar la casa blanca de la cima,
tan plácida, tan llena de música y sosiego,
y ahí te espera el bosque impenetrable.
Irremediablemente deberás cruzarlo:
el bosque que desciende por ladera escabrosa,
el bosque en que no hay nadie
y el bosque en el que puede haber de todo,
el bosque de humedades venenosas,
morada de lo negro,
y de una luz que enturbia la mirada.
Entra en él con cuidado y sal sin prisas,
mas nunca se te ocurra abandonar la senda
que desciende y desciende y desciende.
Mira mucho hacia arriba y no te olvides
de que este tiempo nuestro va pasando
como la hoz por el trigo.
Allá arriba, en las ramas,
no hay luces que te ciegan, si es de día.
Y si fuese de noche,
la negrura más honda la siembran faros ciertos.
Todo lo que está arriba guía siempre.
Mira: te espera el bosque impenetrable.
Recuerda que la senda que lo cruza
–la senda como río que te lleva–,
debe ser dulce cauce y no boa untuosa
que repta y extravía en la maraña.
Que te guíe la música que dejas
–la música que es número y medida–
y que más alta música te saque
al fin, tras dura prueba, a mar de luz

la crisis

El siglo XVII está marcado por una profunda crisis, provocada por varios factores, como la crisis económica y el retroceso demográfico. La crisis económica se debió al estancamiento comercial y a los gastos en intervenciones de asuntos europeos, además de la ruina de la agricultura. Por su parte, el retroceso demográfico fue debido a las muertes en campos de batallas, a las emigraciones a América, a epidemias de peste y a la expulsión de los moriscos; España pasaba de tener más de nueve millones y medio de habitantes a tener poco más de ocho millones en 1650. A estas crisis debemos sumar la decadencia política y social que supone el final de la Casa de Austria y la Guerra de Sucesión que pone en eAnte la crisis anteriormente mencionada, se inicia un resurgir de la mentalidad científica y una caída de la mentalidad dogmática, como se constata en los intentos de una de las Instituciones científico-culturales más antigua de España y que no es otra que la Real Sociedad de Medicina y Ciencias de Sevilla. Ahora se intenta ver todo desde un punto de vista científico, procurando, además, "evitar el tropiezo con la cosmovisión escolástica que representaba ideológicamente los intereses de la Iglesia Católical trono a la Casa de Borbón

de donde surguio

Estudió Artes Liberales en el Colegio de Santo Tomás y Cánones en 1635 en la Universidad de Sevilla. Después pasó a Salamanca, donde cursoEstudió Artes Liberales en el Colegio de Santo Tomás y Cánones en 1635 en la Universidad de Sevilla. Después pasó a Salamanca, donde cursó y se doctoró en Derecho en 1639.ó Su estancia en Roma habría de prolongarse por casi cinco lustros y le servió para proseguir su infatigable búsqueda y adquisición de códices y manuscritos hasta reunir una biblioteca de más de 30.000 volúmenes, émula de la Vaticana; doctoró en Derecho en 1639.

el amor

Antonio nicolas
Cayó el alma en el pozo de la noche
Dejadme dormir en estas laderas
ESCALINATA DEL PALACIO
Escuchadme, Señor, tengo los miembros tristes
Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
FE DE VIDA
GIACOMO CASANOVA ACEPTA EL CARGO DE BIBLIOTECARIO QUE LE OFRECE, EN BOHEMIA, EL CONDE DE WALDSTEIN
Gracias por la muerte de estos montes
Hace ya tiempo que habito este palacio
Hoy comienzo a escribir como quien llora
INVIERNO TARDÍO
LA LLAMA
LA NOCHE DE LOS RUISEÑORES AFRICANOS
LA PRUEBA
LETANÍA DEL CIEGO QUE VE
LOS ÚLTIMOS VERANOS
Mira: a punto estás de penetrar en el bosque
No es increíble cuanto ven mis ojos
Padres: aunque intuyo un vacío
Pequeña de mis sueños, por tu piel las palomas
PLEGARIA EN LOS PÁRAMOS NEGROS
POEMA DE LA BELLEZA CAUTIVA QUE PERDÍ
Que este celeste pan del firmamento
REGRESO A PETAVONIUM
SIMONETTA VESPUCCI
Zamira ama los lobos